Hoy
decidí hablar sobre el Servicio de Voluntariado Europeo porque, como sabéis,
este blog está hecho por voluntarios haciendo su voluntariado en la FAGIC.
Para
empezar, me llamo Pauline, tengo 23 años y soy francesa (pienso que habéis
visto mi firma en los artículos, es un nombre que no sueña muy “español”). He
crecido en un pequeño pueblo en Loire Atlantique, cerca de Nantes. Después de un
postgrado de Historia en la Universidad de Angers, un intercambio universitario
en Canadá y un máster en estudios europeos en Sciences Po en Estrasburgo, he
tenido ganas de hacer una pausa en mis estudios. Miré hacia los voluntariados y
descubrí el programa del Servicio de Voluntariado Europeo.
En
primer lugar, el Servicio de Voluntariado Europeo es parte del programa de
Juventud y Deporte del programa Erasmus+ y está financiado por la Comisión
europea. El programa Erasmus+ promociona la movilidad internacional para
mejorar las competencias de los jóvenes, de las organizaciones y de los
formadores.
Así,
el SVE es un servicio de voluntariado en el extranjero para los jóvenes de entre
17 y 30 años, que residen legalmente en Europa y que se comprometen por una
temporada de entre 2 semanas y 12 meses. Se hace imperativamente fuera del país
de residencia del voluntario. Además, es realmente accesible a todos: para
efectuar un voluntariado no es necesaria ninguna formación, experiencia, diploma
o conocimiento lingüístico.
Pero,
concretamente ¿de qué sirve? Antes de todo, el SVE es otra manera de aprender
(“educación informal”), de descubrir el mundo asociativo, otra cultura, es otra
forma de crecer y de madurar. Es una forma de adquirir competencias útiles para
la inserción socio profesional fuera del camino tradicional de la “educación
formal”. El SVE es una oportunidad para adquirir competencias para su
desarrollo personal, educativo y profesional. Además, la asociación de acogida
también encuentra beneficios: una ayuda para el desarrollo local de actividades
sin ánimo lucro…
El
SVE puede estar trabajando en distintos ámbitos: arte y cultura, social, medio
ambiente y protección del patrimonio, medios e informaciones de los jóvenes,
lucha contra las exclusiones, el racismo y la xenofobia, salud, economía
solidaria, deporte, diversidad cultural, futuro de Europa… Hay para todos los
gustos.
El
SVE no cuesta nada a los voluntarios. Hay que saber que durante el tiempo del
voluntariado, sea cual sea el país o la duración, la asociación da sustento,
alojamiento y el voluntario está asegurado. Recibe también una pequeña paga
mensual y el transporte de ida y vuelta está financiado. Las asociaciones
reciben en efecto una subvención de la Unión europea para cada voluntario que
acogen.
El
SVE no es solamente trabajar. Es una ocasión única de descubrir una nueva
cultura, un nuevo país, una nueva lengua y de hacer amigos originarios por toda
Europa. El SVE refuerza el sentimiento de pertenencia a la ciudadanía europea.
El SVE es también vivir en el espíritu Erasmus: el aperturismo, el intercambio
de culturas...
El
SVE permite también viajar. Por mi parte he podido descubrir el país vasco,
Madrid, Girona, Mollina, Granada, Tarragona, Sitges y otras lugares más.
El
SVE permite también aprender la lengua del país de acogida. Por mi parte, ha
sido el español y pienso que he hecho muchos progresos. Pero todos los
artículos que escribo necesitan la lectura de correctores: gracias a Marina,
Corinna, Annabel, Noemí y Saúl.
Si
esto os interesa, os queda solamente contactar con una organización de envío
(acreditada por la Agencia Nacional española). En efecto, es esta asociación de
envío la que os puede ayudar a por buscar un proyecto, hacer la carpeta y que
se ocupe también de los trámites administrativos. Un SVE se hace con la
participación de tres partes: el voluntario, una organización de envío y una
organización de acogida.
Pauline Cherbonnier
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