“No
soy una poetisa. Soy una chica de debajo de los matorrales. Donde brilla la
luna; donde hay un fuego lejano, donde hay castañuelas, donde hay mujeres
gitanas en la noche”.
Hace
30 años, la poetisa gitana conocida con el nombre de Papusza (muñeca
en romaní), murió en la indiferencia y negada por los suyos. Nació alrededor de
1908, probablemente en un campamento forestal cerca de Lublin (Polonia). Bronislawa
Wajs (este era su nombre real) fue una de las mujeres gitanas que más ha
contribuido a la transmisión de la cultura gitana gracias a la
literatura.
Papusza
creció en el seno de una familia originaria de la comunidad Polska Roma, el
grupo nómada más numeroso en el este y norte de Polonia al inicio del siglo XX.
Pasó una gran parte de su infancia siendo nómada a lo largo del río Niémen. Su
padre murió cuando ella tenía 5 años y su madre se casó de nuevo con Jan Wajs,
arpista y alcohólico. Su madre leía las manos y adivinaba la buenaventura y
Papusza aprendió de ella el oficio: leía el cielo y las estrellas, así como las
cartas. Pero rápidamente eso no fue suficiente y su curiosidad sobre el mundo
la impulsó a querer conocer lo que hay en los libros y en los periódicos. En
esa época, en Polonia no había muchos niños alfabetizados o que fueran a la
escuela. Por tanto, Papusza aprendió en secreto el alfabeto con la ayuda de
niños que iban a la escuela y aprendió a leer gracias a una comerciante. Cuando
el resto de la comunidad la veía leyendo, se burlaban de ella y la insultaban,
pero a Papusza le daba igual, se sentía muy orgullosa de saber leer: le gustaba
mucho leer todos los libros que podía encontrar.
A los 15 años la casaron con un hombre 10 años más grande y que ella nunca
quiso. Al marido lo metieron en la cárcel y entonces se separaron. Después,
Papusza se casó con el hermano del marido de su madre, Dionizy Wajs de
42 años. Fue un matrimonio forzado por él. Wajs fue un músico que dirigía una
orquesta itinerante y Papusza se integró rápidamente en el grupo y cantó
canciones tradicionales. Al mismo tiempo, improvisaba poemas, epopeyas y
canciones infantiles. Después, ella escribió todas sus creaciones en lengua
romaní.
Polonia fue el primer país ocupado por el régimen nazi durante la Segunda
Guerra Mundial y fue el país más perjudicado, ya que perdió una gran parte de
su población judía y gitana. La familia de Papusza perdió una gran parte de su
familia, especialmente durante un violento ataque de su campamento por los
nazis en 1943 cerca de Wlodzimierz.
En 1949, Papusza conoce a Jerzy Ficowski, un joven poeta polaco que huía
de la policía comunista. Él se refugió en el campamento gitano hasta 1951,
pensando que sería más difícil de que lo encontrasen allí. Según
él, de esa estancia en el campamento y el tiempo que pasó con
Papusza, vinieron todos los problemas de la poetisa. En su libro Folorykta,
Jerzy Ficowski se acordó de su amiga y de la suerte de haber conocido esta
mujer extraordinaria por su ambición pero también reconoció su responsabilidad
en el problema que tuvo Papusza posteriormente: “Papusza tuvo mala suerte de
conocerme. Por mi culpa fue desterrada, aunque no era mi intención; […] es legítimo
creer que Papusza hubiera sido más feliz; si no hubiera tenido problemas”. El
único crimen de Ficowski fue proponer a Papusza traducir sus escritos al polaco
y publicarlos. En 1950, una revista polaca publicó los escritos de Papusza y a
partir de ahí se inicia su reconocimiento y su desgracia.
En sus escritos, Papusza relató las leyendas gitanas, los sueños y las
esperanzas de su comunidad, pero también las penas y los problemas como el
genocidio. En sus textos se muestran los viajes, los vastos territorios y la
naturaleza que cruzó durante su infancia. Ella habló de su cultura, de sus
tradiciones a las cuáles estaba muy apegada. Pero no escondió nada, mostrando
los puntos más negativos, como la pobreza, la dificultad de la vida nómada y
tuvo una mirada crítica sobre la comunidad.
Pero la recién celebridad de Papusza ante la sociedad mayoritaria polaca, no
gustó a las diferentes comunidades gitanas. Durante esa época, la
sedentarización forzada operada por las autoridades comunistas fue brutal y Papusza
fue vista como una traidora por haber compartido los secretos de la comunidad.
Su comunidad creía que el hecho de divulgar la cultura del pueblo gitano a los
no gitanos, conduciría al pueblo a su perdición y destrucción irremediable. Los
conocidos de Papusza en el mundo literario, los que le habían hecho famosa, no
pudieron hacer nada por ella ante un régimen que utilizó sus textos para
justificar crímenes contra su comunidad. Acusada de traición por los suyos,
Papusza fue desterrada y tuvo que huir con su familia. Papusza se hundió y sus
parientes pensaron que tenía demencia, por eso su marido la internó en un
hospital psiquiátrico. Pero en realidad ella sufrió depresión. El destierro de
su comunidad la afectó muchísimo, porque ella no confiaba en los “no gitanos” y
adoraba a su comunidad. Papusza finalmente murió en la pobreza y sola en Inowroclaw
el 8 de febrero de 1987.
Después de algunos años, su memoria y su obra fueron recuperadas por la
comunidad gitana polaca, que redescubrieron sus textos. Su vida fue
adaptada al cine por el realizador Krzysztof Krauze en 2013,
con Jowita Budnik en el rol de la poetisa. Esta película permite
mostrar al gran público la vida difícil de una de las más grandes poetisas
gitanas.
Pauline Cherbonnier
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