No era la primera vez que pisaba
en tierras checas. Dos meses después de visitar el país para rever amigos,
vuelvo ahora para conocer una nueva ciudad y con un objetivo diferente. El
clima ya no era el mismo y el frío nos recibió en Ostrava a las 2 de la mañana
más o menos. Yo y más 5 colegas llegábamos en la tercera mayor ciudad de
República Checa para participar de la tercera edición del Putren Le Jakha –
Open Your Eyes!
Los grupos de los otros países ya
estaban en el hotel y en la mañana siguiente nos conoceríamos en juegos que
muchos participaban con voz baja y timidez en la mirada. Aunque el intento
fuera que aprendiéramos los nombres unos de los otros, sólo al final de los
cinco días de conferencia sería posible reconocer los más de 40 rostros
participantes. A cada actividad nos acercábamos más, nos conocíamos y, porque
no decir, creábamos un lazo de afecto.
Días antes de empezar la
conferencia me preguntaba cómo iba a comunicarme con los demás, ya que mi nivel
de inglés es muy bajo. La respuesta fue la solidaridad. No sólo de los
compañeros de España que nos ayudaban a traducir lo que no entendíamos, sino
también con todos los otros. La paciencia en repetir y hablar la misma cosa
otra vez más, quizás 3 veces más, y el esfuerzo en comprender el inglés mal
hablado fueron los combustibles para el intercambio proporcionado por Putren Le
Jakha.
La lengua no es una barrera
cuando el objetivo es común. El idioma no es un empiecillo cuando se tiene las
manos, la internet y la sonrisa en el rostro. Y fue así que pude ayudar como
mediadora en el Workshop Press Conference. Al lado de Johanna Neje pudimos
preparar con 6 participantes un press release, además de planear y ejecutar la
press conference de la tercera edición del Putren Le Jakha.
A cada día nos conocíamos más y
en los intervalos de las actividades era posible escuchar un poco las historias
de los jóvenes que estaban allí reunidos. Saber que aquella era la primera vez
que uno de ellos salía de su país confirmaba la importancia de proyectos como
este. Nada mejor para comprender los prejuicios y luchar contra ellos que
conociendo la diversidad que hay en el mundo. La convivencia que tuvimos durante
todo el día también nos ayuda a respetar el otro y su espacio.
Otro hecho importante del
proyecto es la oportunidad que los jóvenes, especialmente los gitanos, tienen
de liderar las actividades, asumiendo la responsabilidad y el protagonismo en
la lucha contra el antigitanismo. La palabra “empoderamiento” no está de moda
por acaso. Nadie mejor que las personas a quien se dirige el prejuicio para
construir caminos para combatirlo. Sólo ellos saben qué significa escuchar un
extraño en la estación de tren llamándoles gitanos, como si esto fuera un
problema.
La oportunidad de conocer estas
historias, como la de las mujeres víctimas de esterilización forzada en
República Checa, sólo me enriquece como persona, como periodista y como
investigadora. No dejar que estos relatos se pierdan es una forma de mostrar
que aún hay mucho para hacer en el combate al antigitanismo. La lucha es diaria
y debe ser llevada a cabo en todos los espacios posibles.
Mi participación en Putren Le
Jakha es una experiencia más de todo lo que estoy viviendo en Europa durante mi
doctorado. Y seguramente la llevaré conmigo cuando vuelva a Brasil, con la esperanza
de que otros brasileños tengan la oportunidad que tuve y que las luchas por
justicia salgan victoriosas entre los gitanos, los negros, los indígenas, las
mujeres, los musulmanes y todos los que sufren con el prejuicio construido
desde una mirada colonial.
*Gabriela Marques es brasileña,
periodista, profesora e investigadora en el Doctorado en Comunicació
Audiovisual i Publicitat de la Universitat Autònoma de Barcelona.
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