El pasado 4 noviembre la República
Checa ha rechazado la propuesta del Consejo de Europa de facilitar una
compensación para las mujeres Romaníes que fueron esterilizadas contra su
voluntad bajo intimidaciones y amenazas, en el periodo entre 1966 y 2012. El
primer ministro ha rechazado la recomendación afirmando que no era necesaria.
No es la primera vez que la
esterilización forzada ces condenada como violación de los derechos humanos fundamentales de
las mujeres romaníes: Eslovaquia ya ha sido condenada tres veces por la
misma razón por la Corte Europea de Los Derechos Humanos.
La esterilización sin consenso informado es un problema que
afecta las mujeres de República Checa y Eslovaquia desde más de 50 años: a
pesar de eso, es un crimen que por la mayoría ha sido silenciado.
Hasta el 1989 la esterilización era
una práctica semioficial, utilizada sistemáticamente por el ex Estado
Checoeslovaco como política de control de la natalidad para contener la
población romaní. Las noticias de las primeras esterilizaciones de mujeres
romaníes resalen al final de los ’60 – comienzo de los ’70. Ya en 1979 el
movimiento checo por los derechos humanos Charta 77 condenó la política del gobierno como “genocidio”. La política fue
oficialmente abolida en 1990, pero los médicos continuaron con su práctica
y apoyo. El caso más reciente de esterilización forzada en República
Checa aportado por Amnistía Internacional
resale al 2007; la práctica de toda manera sigue sin ser juzgada negativamente.
El gobierno eslovaco, por ejemplo, en 2011 promovió una campaña de
sensibilización sobre la contracepción y sobre la esterilización gratuita para los
estratos más pobres de la sociedad, entre los cuales se cuenta la población
romaní.
Las mujeres fueron coaccionadas para firmar su consentimiento al tratamiento que les habría dejado estériles. De esa maniera consiguieron el consentimiento a la esterilización forzada.
Como nos contaron las víctimas, su consentimiento fue obtenido mediante amenazas (de ser expulsas o de
entregar sus hijos a los servicios sociales), o por el contrario con ofertas de
dinero, bonos (los llamados “premios de esterilización”) o regalos. Pero la
mayoría de las anuencias fueron bajo coacción cuando las mujeres estaban hospitalizadas, justo después del parto. Las mujeres, exhaustas, muchas veces
iliteratas, eran obligadas a firmar documentos que no comprendían sin percatarse que estaban otorgando su consentimiento al tratamiento.
Entre los
diferentes métodos para obligarlas a firmar, algunas víctimas nos han contado
que los médicos les habían dicho que la ligadura de trompas era un proceso
reversible, y después algunos años podían volver a la condición precedente y
seguir teniendo hijos.
Es muy difícil
hacer una estimación exacta de cuántas mujeres fueron víctimas de esta práctica
eugenésica: aproximadamente un millar de mujeres han recurrido a las ONG para
denunciar lo que habían sufrido.
Las
consecuencias de estas prácticas fueron, entre otras muchas, además de la
pérdida de la capacidad reproductiva, el miedo, la violencia psicológica, la
sensación de impotencia y de inferioridad respecto a las otras mujeres, causado
por la presión de la mentalidad patriarcal que ve la mujer como un puro
instrumento reproductivo, sintiéndose entonces sin valor y sin un
objetivo. A menudo, las mujeres fueron
abandonadas por sus maridos a causa de la esterilización: éstos, en efecto, las
acusaron de haber pedido voluntariamente la operación, así podrían traicionarlos sin ninguna consecuencia.
El gobierno
checo ha privado estas mujeres de sus derechos reproductivos, decidiendo en su
nombre que el número de los hijos que tenían era suficiente. La caída del muro
de Berlín y de los regímenes comunistas no ha puesto fin a las
esterilizaciones para el control de la población: los médicos checos han
insistido en defender la práctica motivándola con bases científicas.
En 2009, el primer
ministro checo pidió perdón oficialmente a las mujeres romaníes víctimas de las
prácticas eugenésicas; pero, hasta hoy, poquísimas han recibido una
compensación y ningún médico u hospital han sido sancionado por la ley, mientras tanto el
gobierno ha rechazado, más de una vez, las propuestas de compensación
económica. En 2012, una mujer checa ha recibido un compenso por parte del
gobierno de 10.000 euros: una suma paupérrima para haber destruido su futuro.
He podido entrar en contacto con un grupo de sobrevivientes en la ciudad de Ostrava, en República Checa, durante “Putren Le Jakha – Open your Eyes”, una conferencia contra el antigitanismo. Elena Gorlova es parte de una ONG de mujeres que han sufrido la práctica de la esterilización forzada en República Checa. Elena hoy tiene 47 años y desde más de 10 combate para el reconocimiento de las víctimas de la esterilización. Recibió el tratamiento desde muy joven, a los 21 años, después de dar a la luz su segundo hijo, en 1990; juntamente con unas sobrevivientes de la ONG checa League for Human Rights y el European Roma Rights Center ha realizado una obra teatral intitulada: “Stories that Have (Never) Begun” para contar sus terribles experiencias. La obra se basa en la historia de cuatro mujeres romaníes contadas por las mismas mujeres, vestidas de negro.
Olga Jonosova nos cuenta como los
médicos le dijeron que cinco años después de la operación habría podido tener
hijos otra vez, y que todas las otras mujeres de las comunidades ya habían
aceptado el tratamiento.
Natasa Botosova, después haber
concebido el cuarto hijo, fue obligada a firmar una hoja en blanco. Todavía estaba
sufriendo por el parto, así que aceptó simplemente lo que le preguntaban los
médicos. Posteriormente fue anestesiada y descubrió solamente al despertarse
que le habían hecho una operación, viendo una cicatriz en su abdomen.
A Sona Karolova fue ofrecido dinero en
cambio de la operación; a su rechazo, amenazaron de quitarle los niños y de
hacer perder el trabajo a su marido, así que decidió de aceptar.
A pesar del
trabajo realizado por los activistas de las ONG y de la sociedad civil, a pesar
de las denuncias de las instituciones europeas y de las encuestas del Comité de las
Naciones Unidas contra la tortura, este gravísimo caso de violación de los
derechos humanos, que nos trae a la memoria, 70 años después, las odiosas
practicas nazista, se queda sin ser reparado. El rechazo del gobierno checo de
condenar y criminalizar la esterilización sin consenso, de reconocer la
violación de los derechos humanos perpetrada contra las mujeres romaníes y de
dar una compensación económica, demuestra que aún queda mucho camino por
recorrer para el pleno respecto de los derechos de la población romaní en
Europa.
Marina De Zan
FUENTES:
AEDH,
Association Européenne pour la défense des Droits de l’Homme, Stérilisations forcées des femmes roms en
Tchécoslovaquie, 1/10/2015Amnesty
International, Amnesty International
Report 2015/16 - Czech Republic, 24 February 2016Amnesty
International, Amnesty International
Report 2015/16 - Slovakia, 24 February 2016Carpinelli,
Cristina, La sterilizzazione forzata
delle donne Rom, Noi donne, 17/02/2009EUMC,
European Monitoring Centre on Racism and Xenophobia, Breaking the Barriers – Romani Women and Access to Public Health Care, Luxembourg,
2003Mattone, Simona,
Slovacchia: La sterilizzazione forzata
delle donne rom, East Journal, 6/02/2013 Romedia Foundation,
Forced Sterilization of Romani Women – A
persisting Human Right Violation, New
Avenues for Social Change, February 7, 2013Van
der Zee, Renate, Roma women share stories
of forced sterilisation, Al Jazeera, 19/07/2016 Zoon,
Ina, Body and Soul: Forced Sterilization
and Other Assaults on Roma Reproductive Freedom in Slovakia, Center for Reproductive
Rights, New York, 2003
Thank you for the article. But the forced sterilization were done till 1989 - as s program of socialist regime not till 2012 as you mentioned
ResponderEliminarHello Johanna!I've written that the forced sterilization was legal until 1989. It was abolished in 1990, BUT after that, it was still practiced, illegaly.
ResponderEliminar(Marina)