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La segregación en vivienda por los gitanos de Italia

En Italia hay aproximadamente 180 000 gitanos que representan 0,25% de la población total del país. Las autoridades italianas clasifican a todos los gitanos como nómades mientras que solamente el 3% de los gitanos italianos que son realmente nómades. Este estereotipo conduce a un tipo de discriminación muy específica a Italia: la segregación en vivienda. Siguiendo un informe del ERRC (European Roma Rights Centre) es la violación más importante de los derechos humanos de los gitanos por la Italia.

En mayo 2008, el estado italiano promulgó un decreto para institucionalizar un estado de emergencia para los nómades. Este decreto ha dado poderes especiales a las autoridades locales italianas y permitió evacuar forzosamente a los gitanos de sus viviendas. Pero después, en noviembre de 2011, el Consejo del Estado italiano juzgó el estado de urgencia como ilegal porque no había perturbaciones del orden o de la seguridad que justificarán una intervención. Además en mayo de 2013, la el Tribunal Superior de Italia ha confirmado que el estado de emergencia para los nómades fue ilegal y sin fundamento.

Italia es el único país de la Unión Europea en que existen campos institucionales: los campos son oficiales y legales. En todo el país, hay reglamentos regionales y municipales que permiten a las autoridades  construir y administrar los campamentos.

Pero este tipo de campamento practican la segregación étnica: están construidos y dedicados solamente para los gitanos. Los gitanos deben ir a este tipo de campamento porque las autoridades italianas piensen que todos los gitanos son nómades y que prefieren vivir en este tipo de lugar. A menudo los campamentos están situados en lugares inadaptados: zonas alejadas y lejos de todos los servicios básicos, cerca de aeropuertos, en zonas con humedades, cerca de zonas donde se entierran residuos tóxicos…

Las cosas habrían podido cambiar porqué en mayo 2015, el tribunal de Roma efectuó una decisión en el caso del campamento de “La Barbuta” y ha dicho que el establecimiento de los campamentos reservados únicamente para gitanos violó la directiva sobre la igualdad racial.
Pero, después este caso que habría podido crear jurisprudencia, las autoridades locales italianas han continuado aprobando la construcción de nuevos campamentos solamente para gitanos (por ejemplo en julio 2016 en Barletta, en agosto 2016 en Catanie y en Nápoles…).

Mientras que los campamentos oficiales son administrado por las autoridades ello no significa siempre que hay agua corriente o electricidad como por ejemplo en Giugliano: 75 familias (300 personas) fueron expulsadas del campamento de Masseria del Pozzo y enviados a otro campamento que estaba situado donde anteriormente había una fábrica de artificios de pirotécnica donde hay amianto y productos no identificados, donde no había sanitarios, ni agua ni electricidad.

Al final como dice una investigadora de Amnistía Internacional, Elisa de Pieri: “Instalar los gitanos en un campamento reservado para ellos, en un sitio alejados e inaccesible, les margina de la sociedad”.

Al lado de eso hay también instalaciones ilegales. Hay instalaciones ilegales que no se han adaptado para vivir: hay problemas  causados por residuos tóxicos que afectan a la salud, tampoco existe la infraestructura necesaria para garantizar condiciones de higiene,… Las familias que viven en estas instalaciones están sististematicamente  expulsados forzosamente.

La gente que vive en los dos tipos de campamentos puede ser expulsada. A menudo las autoridades no dan preavisos escritos solamente una información oral, que no es legal (por ejemplo los municipios de Giugliano en junio de 2016, de Milán en septiembre 2016…)

Además cuando hacen una expulsión, las autoridades no prevén una solución alternativa de realojamiento. Cuando hay una solución, es en condiciones inhumanas como por ejemplo en Nápoles en enero de 2017 cuando las familias fueron realojadas en el patio de una escuela sin agua y sin electricidad o en Cosenza en junio 2015 cuando 450 personas fueron realojadas en un campamento constituido de tiendas de campañas.

Es un círculo vicioso: las autoridades italianas construyen campamentos institucionales temporales para los gitanos, les expulsan sin soluciones, los gitanos construyen campamentos informales y después son expulsados otra vez y se van en campamentos institucionales y temporales…

Estas informaciones proceden del informe del ERRC sobre la situación de los gitanos en Italia. Para concluir la parte de su informe sobre la segregación residencial el ERRC dice que: “El derecho interno italiano y el derecho de la Unión Europea proporcionan un marco jurídico especifico y plenamente operativo para rellenar las obligaciones jurídicas de Italia en virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos sobre la segregación de la vivienda basada en la raza y la etnia. Esas reglas fueron confirmadas en particular en el caso “La Barbuta” descrito anteriormente, decidido en al año pasado. Italia también se ha comprometido a poner fin a la segregación de la población gitana en el NRIS. Sin embargo, lo que hemos expuesto muestra una falta de progreso hacia el logro de estos objetivos. Las autoridades parecen tener amplios recursos para construir y mantener instalaciones segregadas, pero nunca para desmantelarlas”.
Significa que el Estado Italiano tiene muchas posibilidades para cambiar la situación de los gitanos: tiene leyes y tiene dinero para eso. Pero finalmente el ERRC dice que el Estado se comprometió en muchas promesas pero que en realidad nada cambió.
Mientras todas las promesas e intenciones de cambio, el ERRC piensa que Italia no ha hecho suficientes s progresos al respecto de los derechos humanos de los gitanos: además piensa que la situación de los gitanos es peor que antes.
El ERRC da recomendaciones al gobierno de Italia: le pide hacer una mejor gestión de los fondos dedicados a los gitanos para favorecer proyectos de viviendas y de inclusión social de los gitanos. Le pide también poner fin a la segregación en vivienda y las expulsiones forzosas.



Pauline Cherbonnier




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