El
derecho a la educación es un derecho humano fundamental y primordial para los
niños: ir a la escuela, aprender a leer y escribir son derechos de los que
todos los niños se deberían poder beneficiarse independientemente de sus
edades, sexos, origines… Este derecho fue reconocido a nivel internacional en
varios textos de derechos como la Declaración Universal de Derechos Humanos de
1948. Se encuentra igualmente en la Convención Internacional sobre los Derechos
del Niño de 1989 que dice en substancia que el niño tiene derecho a la
educación y el Estado tiene la obligación de ofrecer la enseñanza primaria
obligatoria y gratuita, de apoyar la organización de diferentes formas de
enseñanza secundaria accesible a todos y de asegurar a todos un acceso a la
enseñanza superior en función de la capacitad de cada uno. Dice también que la
disciplina escolar debe respetar los derechos y la dignidad de los niños. Al
nivel europeo, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
de las Libertades Fundamentales estipula expresamente que “A nadie se le puede
negar el derecho a la educación” (protocolo nº1 – articulo 2). Los países
signatarios de estas conveciones se han omprometido a respetar los derechos de
los niños. También en la mayoría de los países el erecho a la educación
se recoge en normativas nacionales como la constitución por ejemplo.
Hay
100 000 millones de niños en todo el mundo que no están escolarizados
principalmente a causa de la pobreza. Se puede pensar que en Europa no
sucede esto y que todos los menores europeos tienen acceso privilegiado a una
educación de buena calidad. Pero no es verdad: como sus padres, los niños
gitanos sufren discriminación. En muchos países europeos, la segregación
escolar es una realidad para ellos. Hay muchas diferencias entre los países
pero todos discriminan a los niños gitanos: asignan a niños gitanos en escuelas
especializadas para niños con discapacidades mentales o a clases separadas para
evitar la diversidad social, y algunos incluso se niegan a escolarizar niños
gitanos.
Republica
Checa, Eslovaquia y Hungría están acostumbrados a practicar una forma
particular de segregación escolar: los alumnos gitanos son enviado en escuelas
especialista para niños con discapacidades mentales y reciben allí una
educación de menos calidad y que les niega el acceso al mercado laboral en
condiciones de igualdad al resto de niños. A menudo, utilizan el pretexto
del desconocimiento de la lengua del país por parte de los niños para enviarles
a este tipo de centros y aulas.
El 13
de noviembre de 2007, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a la
Republica Checa porque vulneró el derecho de los niños gitanos a tener una
educación sin discriminaciones (fallo D.H. y otros contra Republica Checa).
Después, el país emprendió reformas en su sistema educativo. Pero la situación
perdura porque los niños gitanos están todavía sobrerrepresentados en los
centros para niños con discapacidades mentales. El gobierno afirma haber
luchado contra la ubicación arbitraria de niños gitanos en este tipo de centros
pero que los padres autorizan que su derivación a este tipo de educación,
aunque los padres afirman sufrir muchas presiones.
En
Eslovaquia, la misma práctica se hace pero con proporciones más importante: en
algunas regiones, aproximadamente 80% de los alumnos de las escuelas
“especiales” son gitanos. El Estado ha construido centros dentro contenedores
metálicos próximos a los barrios de chabolas para construir escuelas
especiales de bajo coste.
Hungría
practica el mismo tipo de segregación escolar: un tercio de los niños gitanos
son enviados a escuelas para personas con discapacidades mentales, un tercio de
las escuelas son exclusivas para niños gitanos y el otro tercio son
escuelas mixtas. Casi siempre se envía automáticamente a los niños a estas
escuelas sin efectuarles un test ni consultar a los padres.
Los
niños gitanos que no son enviados a centros para personas con discapacidades,
se envían a aulas separadas de los demás con un nivel inferior a sus compañeros
no gitanos. Eso se hace en los tres países anteriormente mencionados y de igual
modo en Croacia: en marzo de 2010, Croacia fue condenada por la violación del
derecho de los niños gitanos a una educación sin discriminaciones (fallo ORŠUŠ
y otros contra Croacia). 15 niños gitanos fueron enviados a aulas
exclusivamente gitanas con el pretexto de dificultades de aprendizajes del
idioma croata. Igualmente, Grecia fue condenado algunas veces (fallo Sampanis y
otros c/ Grecia del 5 de junio de 2008; fallo Sampani y otros c/ Grecia del 11
de diciembre de 2012; fallo Lavida y otros c/ Grecia del 30 de mayo de 2013)
por violaciones de las mismas disposiciones ya que las autoridades griegas no
habían escolarizado a algunos niños gitanos y después les habían enviado a
aulas especiales. Después de eso, el país adoptó medidas para favorecer el
derecho a la educación de los niños gitanos pero a la vista de las múltiples
condenas del país, no es parece que eso sea suficiente. Hungría también fue
condenado en 2013 (fallo Horvath y Kiss contra Hungría) pero la situación no ha
cambiado ahora en 2017.
Francia
es un caso diferente, ella no enviado los niños gitanos en escuelas especiales
pero su manera de hacer es peor: mayormente rechaza la escolarizar los niños
gitanos. En cuanto a la educación primaria son los alcaldes que deben asumir
las escuelas y muchos de ellos rechazan inscribir niños gitanos en sus escuelas
(Saint-Ouen, Maubeuge, Hellemmes en 2016 y más otros). Alegan diferentes
razones: procedimientos de exclusiones, falta de espacio o ausencia de
justificaciones de domicilios. En julio 2014, una investigación del European
Roma Rights Centre afirma que más que la mitad de los niños gitanos que viven
en barrios de chabolas no están escolarizado (incluso 60% a causa del rechazo
de escolarización).
Esto
se observa también en Grecia o en Republica Checa por ejemplo. En enero de
2014, el director de una escuela de Ostrava (República Checa) había rechazado
de la escolarización de 12 niños entre ellos 10 gitanos porque no quería
admitir a estos diez últimos por su pertenencia étnica. El 25 de septiembre
de 2014, la Comisión europea lanzó un procedimiento de infracción contra
Republica Checa por la violación de la ley relativa a la lucha contra la
discriminación en vigor en el seno de la Unión europea. Según ésta, el gobierno
ha aceptado realizar una medida más larga y una enmienda a la ley sobre la
enseñanza fue adoptada en septiembre de 2016 para una educación más inclusivo
para todos.
La
segregación escolar y el rechazo de escolarización no son los únicos problemas
que encuentran los niños gitanos. Para los que van a escuelas normales, el
acoso racista es muy frecuente. Es el caso en Grecia, donde los niños gitanos
tienen miedo de ir a la escuela pero también en la mayoría parte de los países
europeos. Además para estos niños la tasa de abandono escolar es más alta y el
éxito generalmente bajo. En España existe segregación escolar ya que muchos
centros escolares pueden tener entre un 80% - 90% de niños gitanos en sus aulas
pero no se llega al punto de obligar a ir a escuelas para personas con
necesidades especiales. Debemos puntualizar que la segregación escolar es el
fruto de la segregación en vivienda que deriva de las reubicaciones de las
familias que vivían en chabolas durante los 70. Asimismo, hay quejas por
parte de los gitanos de que la calidad de la educación en estas escuelas
segregadas. España también sufre un fuerte absentismo de los niños gitanos y
también una frecuencia de abandono de los estudias más importante (70% de los
más de 14 años, y 90% si es solamente las chicas). Además, hay menos
estudiantes gitanos en las universidades.
Estas
dificultades de acceso a una educación de calidad o de acceso a la
escolarización, comporta un círculo vicioso de exclusión y de marginalización
de la población gitana que ya está en situación de rechazo. Impedir los niños
de acceder a la educación reduce la oportunidad para ellos de salir de la
pobreza y de la exclusión. Además, las aulas "ghettos" impiden de
tener una educación equivalencia a los otros: ausencia de igualdad de
oportunidades. Los impactos de la no escolarización son muchos por la vida
futuro de los niños: tienen menos perspectivas de inserción sociales, de acceso
a un trabajo así que dificultades de autonomía.
Pauline
Cherbonnier
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