#UNJustToRoma
La guerra de Kosovo ocurrió del 6
de marzo 1998 al 10 de junio de 1999 y enfrentó al ejército yugoslavo y al ejército
de Liberación de Kosovo y la Organización del Tratado del Atlántico Norte -
OTAN. Según un estudio, esta guerra ha provocado la muerte de 13. 472 personas.
Pero esta guerra ha tenido otras víctimas, las cuáles están olvidadas: los
gitanos kosovares. Durante la guerra hubo muchas destrucciones materiales,
especialmente el barrio de “Roma Mahala” (el barrio gitano) de la ciudad de
Mitrovica (al norte del Kosovo). Aproximadamente 8.000 gitanos vivían en ese
barrio antes la guerra. El barrio fue totalmente destruido durante la guerra por
un ataque de un grupo étnico albanés en junio 1999. Los gitanos kosovares fueron
al mismo tiempo victimas de persecuciones durante la guerra.
https://unmik.unmissions.org/ |
Terminada la guerra, la ONU creó
la UNMIK en 1999 (Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas
en Kosovo) para asegurar la transición del poder hasta la independencia de
Kosovo el 17 de febrero de 2008. Durante este periodo, la UNMIK se encontró
sola a cargo del poder soberano y fue la única autoridad en Kosovo.
Las comunidades gitanas que no
huyeron del conflicto y de las persecuciones y cuyas casas quedaron destruidas fueron
desplazados a campamentos improvisados:
Cesmin Lug, Zitkovac y Kablar. Estos campamentos estaban situados en el
distrito de Mitrovica, en el norte del Kosovo que origina una gran parte de su
desarrollo económico del complejo minero de Trepča. Las minas se cerraron, pero
la polución de las tierras, del agua y del aire por las emisiones de plomo, arsénico
y cadmio está todavía presente y son tóxicas para el ser humano ya que
permanece dentro del organismo y puede llegar a provocar la muerte. Las minas
se encontraban a solo a algunos metros de los campamentos provisionales de los
gitanos. Al principio, estos campamentos debían de ser solamente provisionales
(para una duración de unos 45 días), pero de provisionales se volvieron casi
permanentes de larga duración.
Trepča |
Las consecuencias del
envenenamiento a través del plomo y otros elementos químicos son múltiples y a
menudo mortales. El plomo penetra rápidamente en la sangre, los músculos e
incluso en los huesos y dientes en casos de larga exposición. El organismo humano puede tardar hasta 30 años
para eliminar el plomo de su cuerpo. Pero las secuelas del envenenamiento son
irreversibles especialmente para los niños: lesiones cerebrales, problemas en el
sistema nervioso y reproductivo, retraso en el desarrollo físico y mental. También
puede provocar hipertensión, diabetes, insuficiencia renal, etc… Así que la
tasa de mortalidad es mucho más alta entre las poblaciones contaminadas que el
resto de la población.
A partir del 2004, tras tanto
tiempo, empieza la preocupación del peligro por las contaminaciones. Activistas gitanos locales e
internacionales empezaron a difundir sus preocupaciones en los medios e
iniciaron acciones legales a través de un proceso jurídico en los tribunales de
Kosovo y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero sin éxito alguno.
En 2006, después de presiones por
parte de otros organismos de las Naciones Unidas y de las organizaciones no
gubernamentales, la UNMIK decidió cerrar los campamentos de Zitkovac y de
Kablar (los campamentos más contaminados) y de transferir la población al campamento
de Osterode, que se consideraba más saludable (en razón de las calles
pavimentadas y del acceso al agua corriente). Pero en realidad, este campamento
estuvo situado al lado del campamento de Cesmin Lug y tuvo exactamente los
mismos riesgos para la salud. Durante el
cierre de los dos campamentos, aproximadamente unos 450 gitanos decidieron
volver a la ciudad de Mitrovica, de donde eran originarios. Al no encontrar trabajo, no tuvieron la
posibilidad de obtener ayudas sociales por parte de las administraciones de
Kosovo.
Entre 2004 y 2007, la UNMIK y la
OMS enviaron algunos médicos y enfermeros para organizar controles y tratamientos
sobre la contaminación del plomo (solamente 14 niños de un total de 300 tuvieron una tasa inferior al nivel máximo
considerado de riesgo).
En mayo de 2008, la UNMIK
traspasó el problema al Ministerio de las Comunidades Retornadas de Kosovo. El joven país
independiente tuvo que gestionar muchos problemas, especialmente, los problemas
del envenenamiento de los gitanos. En la nueva Constitución, los gitanos son
considerados como “una minoría nacional” y por ello obtuvieron una serie de
derechos sociales y políticos, pero en realidad siguen siendo víctimas de
fuertes discriminaciones a todos los niveles de la sociedad y viven
prácticamente en la marginalidad social. También son víctimas del juego
político de los kosovares y de la partición del país. De hecho, la región de
Mitrovica está bajo el control (no oficial) de Belgrado. Es decir, Serbia es
quien otorga las prestaciones a los gitanos, en vez de Pristina.
Se han llevado a cabo acciones
para alertar a la opinión pública y a las organizaciones internacionales de la
situación. La Organización Mundial de la Salud considera que la población gitana
del norte de Kosovo sigue sufriendo hoy en día uno de los desastres sanitarios
y humanitarios más graves del planeta. Así que para muchos, la ONU y las
organizaciones de ayuda que tuvieron conocimiento de la situación son
responsables, porque conocían los riesgos
pero no hicieron nada al respecto.
En 2010, un proyecto europeo y
americano previó reconstruir el barrio de “Roma Mahala”. Este proyecto pilotado
por la Comisión Europea y la Agencia Americana para el Desarrollo Internacional
tuvo como objetivo cerrar de manera definitiva los campamentos y reconstruir el barrio de los gitanos, así como
de acordar una vigilancia sanitaria regular, una atención particular a la salud
de los niños, ya que su desarrollo está afectado por estar muchos años
expuestos sustancias tóxicas, una asistencia sanitaria, una ayuda alimentaria,
un programa de generación de ingresos y un acceso equitativo a los servicios
públicos.
El campamento de Cesmin Lug fue
cerrado en octubre de 2010 y el de Osterode en diciembre de 2012. El barrio de “Roma
Mahala” fue reconstruido un poco más lejos del lugar original, y hoy, 380 familias
viven en el barrio (muchas menos familias que antes de la guerra cuando había unas 1000).
Las victimas del envenenamiento empezaron
a obtener justicia en febrero del año pasado, gracias a un grupo de 138 gitanos
y al antiguo director del ERRC, ya que una opinión consultiva fue pronunciada y emitida por el UN Human Rights
Advisory Panel a favor de las víctimas. En un informe contundente de fecha de
febrero 2016, la UNMIK está acusada de negligencia y de violación de sus
obligaciones de protección de los derechos humanos. La opinión consultiva
estipula que “por sus acciones y
omisiones, la MUNIK fue responsable de poner en peligro irreversible la vida,
la salud y el potencial de desarrollo de los demandantes que han nacido y que
han crecido como niños en los campamentos” y pide “disculpa pública para ellos y sus familias” así como una
indemnización financiera.
Si la ONU acabó reconociendo su
responsabilidad en este desastre sanitario después de 16 de la apertura de los
campamentos es únicamente porque se ha visto obligada y forzada a realizar la
opinión consultiva. En abril la ONU hizo público sus arrepentimientos, pero esto
no es suficiente. Debido a que la decisión no se traducirá en acciones concretas
para obtener una indemnización y para tener acceso a una atención médica, nada
va a cambiar para la salud de la gente intoxicada. Actualmente hay muchos
gitanos con enfermedades derivadas de la exposición a la contaminación y
envenenamiento y no tienen ningún tipo de ayuda médica apropiada para ello. Es
cierto que el reconocimiento de la responsabilidad por parte de la ONU ha sido
un gran paso, pero no es suficiente para arreglar las cosas.
El informe emitida por el UN Human Rights Advisory Panel
Los arrepentimientos de la ONU aqui
Firma aquí la petición
http://www.errc.org/ |
Pauline Cherbonnier
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