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Carmen Amaya


CARMEN AMAYA


Carmen Amaya fue una bailaora y cantaora de flamenco española de origen gitano, una verdadera leyenda del baile flamenco. Es considerada como la encarnación viviente del Flamenco: fue la primera mujer que bailó zapateando como un hombre, pero con una fuerza de interpretación y una pasión abrumadora.

Nació en Barcelona el 2 de noviembre de 1918, en el barrio de Somorrostro, una de las barriadas más pobres de la Ciudad.

Desde pequeña era conocida con el sobrenombre de «La Capitana», por su carácter fuerte y decidido. Su padre, José Amaya, «El Chino», era un esquilador mallorquín que se ganaba la vida tocando la guitarra por las noches en los «colmaos», acompañando a cantaores y bailaores, y su madre, Micaela Amaya, era bailarina de flamenco, pero sólo en familia o en fiestas privadas.
Carmen no aprendió a bailar en las academias, pero en las calles de su barrio.
Debutó con sólo seis años acompañando a su padre ante el público en el restaurante de Barcelona Les Set Portes. Pronto se corrió la voz sobre el talento de una gitanilla que tenía una manera especial de bailar, y empezó a presentarse también en los teatros y locales nocturnos de Madrid, empezando una carrera fulgurante gracias a su estilo fuera de lo común.
Carmen Amaya logró entre los años treinta y los sesenta universalizar el flamenco.
En 1930 formó parte de la compañía de Manuel Vallejo, actuando por toda la geografía española y también en la Exposición Internacional. En 1935 trabaja en los teatros madrileños con grades artistas, y también es escogida para actuar en la película «La hija de Juan Simón». Ella fue también entre las primeras mujeres en bailar con pantalones, y esto causó escándalo en España en la época.

Después de su interpretación en la película «María de la O», comienza una nueva gira por las provincias españolas. La Guerra Civil Española la sorprende en Valladolid y obliga a que su compañía teatral se traslade al extranjero. Empezó a viajar por todo el mundo paseando su arte: Lisboa, Londres, París, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México, Uruguay, Venezuela, Nueva York. Muchas ciudades se rindieron ante su baile, de forma que cuando en 1947 decidió regresar a España era ya una estrella internacional, un status que conservó hasta su muerte en 1963.
Bailó también por el Presidente americano F. D. Roosvelt, que le regaló una chaqueta bolera de diamantes y rubís. Se convirtió en una estrella, aunque no olvidó sus orígenes ni sus costumbres.
Cuando Carmen Amaya volvió a España en el 1947 era ya una figura mundial indiscutible. Los largos años americanos le habían servido no sólo para asentar firmemente su arte, sino también para que su leyenda creciera imparable.
En el 1959 viene inaugurada en Barcelona la Fuente de Carmen Amaya en su antiguo barrio del Somorrostro, en medio del homenaje popular;
Carmen Amaya murió por una enfermedad renal en su casa de Bagur (Gerona), acompañada por su marido, el guitarrista Juan Antonio Agüero, y varios de sus familiares y amigos. Su muerte constituyó una gran aflicción para todo el mundo flamenco; su entierro convocó a un gran número de gitanos de Cataluña y de distintos puntos del resto de España y Francia.



Desaparecida prematuramente, su arte ha quedado plasmado en algunas películas, de las que la más importante es Los Tarantos (1962), de Rovira-Beleta .


De ella dijo Charles Chaplin: «Es un volcán alumbrado por soberbios resplandores de música española».


SOLEA con CARMEN AMAYA ( HOLLYWOOD 1945)         




VIDEO:  ¡Carmen! La Capitana | Documental Biográfico de Carmen Amaya:






Marina De Zan


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