En numerosos países, hay personas condenadas por haber ayudado a otras. Estas personas, en nombre de la defensa de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, deciden ayudar a los sin papeles, a las minorías, a extranjeros o clandestinos. Pero frente a ellos, el Estado, en nombre de la seguridad, los condena con el argumento de perturbar el orden público. Este delito es también llamado “delito de solidaridad y de fraternidad”. El delito de solidaridad no existe como tal en la ley. Pero gracias a otras leyes se condena a activistas por haber ayudado a personas en situación de precariedad, a víctimas de violencia o de decisiones inhumanas. Se ha vuelto más común hoy, especialmente en Francia, donde desde la instauración del estado de urgencia y la crisis migratoria, que más personas intenten ayudar a los demás. Y están condenados. El 12 de junio de 2015, François et Christian, dos activistas del Colectivo Romeurope del Val Maubuée, fueron condenados por violencia a la au
Blog de los voluntarios europeos de la Federación de Asociaciones Gitanas de Cataluña